Siempre es mejor pedir disculpas que pedir permiso.
Y en este caso, voy a pedir disculpas a Frederic Laloux por no haberle pedido permiso para hablar de su libro “Reinventar las organizaciones”. Espero que al autor no le importe, ya que lo hago para agradecerle sus aportaciones y animaros a su lectura.
¿Qué os vais a encontrar al leerlo?
Lo más disruptivo es cómo plantea el desarrollo evolutivo de las organizaciones a lo largo de las diferentes épocas de la historia, planteando diferentes estadios ascendentes en función del nivel de conciencia de las personas – y sociedades – que las conforman. Sólo con la intención de picar la curiosidad de aquellas personas que aún no hayáis leído el libro, aquí tenéis un resumen de la clasificación de los estadios de desarrollo organizacional que propone.
En este sentido, guarda cierto analogismo con las teorías del desarrollo evolutivo y psicológico de las personas según su edad, como se puede ver más adelante en el cuadro de Erik Erikson como ejemplo.
¿Por qué compartir estos planteamientos ahora?
Tiene que ver con mi propio desarrollo evolutivo personal respecto a la gestión de organizaciones que generen impacto positivo.
Y es que durante muchos años he dado mucha importancia al QUÉ de los proyectos: acertar con la Estrategia, tener un Posicionamiento diferenciador y significativo, alcanzar la Dimensión adecuada para ser relevantes en los mercados donde se opera y en consecuencia ser más competitivos y rentables, conseguir valor y satisfacción para Clientes y Grupos de Interés, plantear acciones de Innovación tecnológica y escalado territorial, disponer de recursos financieros suficientes para abordar Inversiones, contar con Cuadros de Mando para la toma ágil de decisiones y medir con indicadores el Impacto conseguido, definir Organigramas funcionales y sistemas participativos en la gestión de Personas, y similares.
En definitiva, marcado por una concepción ingenieril de “hacer que las cosas funcionen”, he prestado mucha atención a las PARTES DURAS de una organización, a los ELEMENTOS ESTRUCTURALES de las mismas.
Sin querer menospreciar la gestión del QUÉ de los proyectos. Y en línea con haber compartido ya lo imprescindible de promover organizaciones con un PARA QUÉ significativo, con un Propósito Vital trascendente, que haga vibrar, apasione y movilice la energía de las personas que la conforman. Hoy toca recordar, sobre todo, la importancia del CÓMO.
«El fin está en los medios como el árbol en la semilla” Ghandi.
A veces nos planteamos objetivos o deseos ilusionantes, somos capaces de proyectar e imaginar lo que queremos conseguir, pero no siempre logramos pasar de la teoría a la práctica. ¿Por qué?
La respuesta está en la cultura organizacional. En las dinámicas y prácticas cotidianas con las que funcionamos, en las PARTES LÍQUIDAS de una organización, en esas costumbres y hábitos del pasado que nos impiden avanzar.
Y a su vez, también son estas PARTES FLUIDAS de las organizaciones las que nos permiten “hacer que las cosas sucedan”, la mayoría de las veces sin esfuerzo. Todo ello gracias al mayor ancho de banda que se consigue con prácticas consecuentes con los valores de los proyectos, y con dinámicas de colaboración positivas que ayuden a las personas a vivir más plenas y conscientes.
Bueno, pues de todo esto habla el libro de Frederick Laloux que os animo a leer.
Por cierto, ¿habéis identificado ya a vuestra organización? ¿Es una organización principalmente roja, ámbar, naranja, verde o turquesa? Ya contaréis, con todos los matices que las clasificaciones siempre tienen.
Para finalizar este apartado, comparto dos cuestiones que me han surgido de la lectura del libro:
– La primera es una pregunta: ¿Por qué incluso en las oganizaciones turquesas es tan habitual la figura de un CEO o fundador que lidera de forma carismática, siendo en su mayoría hombres? ¿Por qué no cobran un papel más significativo los equipos de personas que se complementan con habilidades diversas?
– La segunda es una intuición: que la siguiente evolución organizacional tendrá como metáfora los ECOSISTEMAS de impacto positivo. El cómo construir modelos económicos vivos, prácticos, resilientes, sostenibles, saludables y generadores de bienvivir. Algo ya se está avanzando en esa línea con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030) y la triple medición SAG (Social, Ambiental, de Gobernanza).
Escrito por Josetxu González Ortega
Nota: en breve publicaremos la parte 2